El inglés es el tercer idioma del mundo en número de hablantes que lo tienen como lengua materna, con unas 400 millones de personas, detrás del chino mandarín y el español. Sin embargo, es el idioma preferido en el mundo actual como mecanismo de entendimiento entre las naciones. Las razones detrás de esta situación radican en la supremacía del poder geopolítico y económico del Reino Unido desde el siglo XVII hasta el XIX, y de Estados Unidos, desde el siglo XX hasta nuestros días. Veamos un poco sobre su historia...
El inglés es un idioma de origen germano, con una fuerte y marcada influencia del latín.
Para entender la historia de este idioma, debemos remontarnos a la Europa del año 440 después de Cristo. Durante este tiempo, las islas británicas estaban habitadas por el pueblo celta de los bretones, vasallos de Roma. Mientras tanto, en Europa continental, la masiva influencia del Imperio Romano estaba llegando a su declive. Mientras el imperio se desmoronaba poco a poco, unos pueblos germanos que habitaban la zona más alta de Alemania y Dinamarca, esperaban pacientes su oportunidad para ir en búsqueda de nuevas tierras y oportunidades de expansión territorial. Hasta ahora, estos pueblos, conformados por los anglos, los jutos, los frisones y los sajones, se habían abstenido de invadir otras tierras, debido al gran efecto disuasivo que significaba el poderío militar de Roma.
Los bretones eran vasallos de Roma desde la invasión de la isla comenzada con Julio César y posteriormente Claudio en el siglo I. Las clases dominantes de la sociedad bretona adoptaron el latín como lengua, el cristianismo como religión, y las costumbres romanas como modos de vida, que poco a poco se fueron expandiendo hacia las clases populares.
Según las Crónicas Anglosajonas, en el año 449, Vortigern, rey de los bretones en las Islas Británicas, extendió una invitación a los anglos para que le ayudaran contra el pueblo de los pictos, con quien tenía problemas. Los pictos eran otro pueblo nativo de la isla, que habitaban la actual Escocia. A cambio, a los anglos se les concederían tierras en el sureste, donde hoy está Londres. Aprovechando la retirada de las tropas romanas de la isla, los anglos no sólo aceptaron gustosos la invitación, sino que además llamaron a sus tribus amigas de los frisones, sajones y jutos, con un macabro plan de dominación en sus mentes.
Al llegar, a los anglos y sus amigos se les concedieron tierras en la actual zona donde se encuentra Londres. Aquí se establecieron, y con el tiempo dominaron a los bretones. Estos pueblos invasores se repartieron las tierras anteriormente dominadas por los bretones, y las dividieron en siete reinos. Con el tiempo, sólo los reinos de los anglos y los sajones terminaron sobreviviendo, y finalmente se fusionaron, dando origen a la dominación anglosajona de la isla. Este idioma se fue perfeccionando con el correr de los siglos, tomando muchos elementos de sintaxis y léxico del latín, para finalmente producirse el resultado final, llamado inglés moderno.
Históricamente, siempre la civilización dominante ha impuesto su lengua como el idioma de entendimiento internacional. Así pues, desde que Inglaterra se convirtió en la primera potencia mundial y luego le cedió su lugar a los Estados Unidos, han pasado casi quinientos años con el inglés como lengua hegemónica. El inglés se ha convertido en el idioma preferido para la política, para los negocios, y para las más importantes convenciones y encuentros internacionales en el mundo contemporáneo.
Estudios indican que más del 90% de la información disponible en Internet, está escrita en inglés.
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